COMIDAS DEMONIACAS: EL PASTEL CASERO

Hace muchos muchos años, la Madre de los Tiempos organizaba el cumpleaños para su hijo. El Hijo...de los Tiempos, claro.
El pequeño, pedigüeño y mimado crío le decía:
-Omá, que pa mi cumple me pidío tó lo de las Princesas Disney (Hijo de los Tiempos Gay) y quiero la tarta que he visto en Mercadona de la Bella y la Bestia con mucha trufa y mucha nata, que vale solo 3 girus mama, porfavó.
Que se abre una ilusiooooon que hace suspiráaaaaa...por favó, por favó.

Entonces, La Madre de los Tiempos, para enseñar modestia a su hijo y en resumidas cuentas, porque las madres a veces, sólo hacen cosas por putear, le preparó el siguiente comistrajo para dejarle en evidencia de sus amiguitos, tan venenoso e insípido que ya lo quisiera la bruja de Blancanieves a cambio de sus manzanas.

Mezcló la atragantante proporción de un huevo por 3 kilos de harina. Lo horneó en su horno infernal y lo partió por la mitad, para rellenarlo con una gran capa de mermelada con unos trozacos que ríete tú del atascaburras (plato típico castellano). Y como era muy cutre lo cubrió con Nocilla del Día en vez de con Nutella, como Dios hubiese mandado.

Tiró el plato en la mesa cumpleañera y gritó a su pequeñín:
-¡Zampa o te arreo un capón en la nuca que te vas a tragar tus propios dientes!

Esa amenaza maternal se congeló para siempre en nuestros corazones, provocando que cuando nos toca comer bazofia pastel casero, lo engullamos con rapidez y repitamos como histéricos que es CIEN VECES MEJOR QUE EL COMPRAO.